Hay hombres que por querer despretigiar a otros conspiran en contra de si mismos, al punto que hasta pierden sus puestos en los lugares de trabajo.
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Eso ocurre de manera frecuente en distintos espacios, donde hay relaciones laborales. Incluso, hasta en las universidades, donde están los intelectuales (licenciados, maestros, doctores, e investigadores), que quieren representar las imágenes de santos en los altares, pero cuando los desenmascarán empiezan a llamar a sus víctimas para pedirles excusas.
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Hay que pensar antes de emitir juicios a favor o en contra de los compañeros de trabajo. Y sobre todo cuando se desempeñan puestos gerenciales.
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Un ejemplo, es que hay jefes que piensan que descalificando a sus subarternos ellos crecen, pero le ocurre todo lo contrario empiezan a perder el apoyo de quienes realizan el trabajo.
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Un empleado digustado hace todo lo posible para ver caer a su jefe, por eso es que en los lugares de trabajo no hay amigos, sino relaciones laborales, las cuáles deben ser los más armoniosas posible para que la empresa no quiebre.
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Este tema se puede extender más, pero lo dejo aquí
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