En diciembre del año 1988 empecé ha t
rabajar en la UASD, ingresé con una beca estudios y trabajos en la Escuela de Economía hasta el 1991. En el 1993 ingresé de nuevo cómo empleada. Muy agradecida de la universidad, en ella estudié mi profesión con la que generó la mayoría de los ingresos para vivir. Allá he compartido con personas buenas a las cuáles siempre recordaré. A las personas negativas las elimino hasta de mis redes sociales.
Me faltan tres años para cumplir 30 años como empleada en la UASD. Trataré de durar los como pueda para que mi jubilación me salga con la mayor cantidad de pesos devaluados.
Por los menos, con muchos sacrificios económicos tengo mi casita para pasar tranquila mi vejez. Eso sí no pasa un terremoto y la derrumba.
Desde ahora estoy pensando que hacer para trabajar y producir la cantidad de dineros que necesito para poder sobrevivir con un poco de dignidad hasta que me llegue el sueño eterno.
Es lamentable, en la República Dominicana los empleados después que pasan 30 años trabajando tienen que seguir trabajando para cubrir sus gastos de manutención, porque trabajaron para estar cansados, por los bajos salarios.
Ya viejos y enfermos nos llega la soledad. De todos los lados, hijos que se van para otros países y casi no pueden ni visitar en vacaciones a sus padres, ni mandarles nada, porque en esos países el costo de la vida también es muy caro.
Después que leí sobre el estrés laboral, ya se porque casi al final de mi vida laboral tengo que vivir tomando té para bajar los niveles de colesterol y triglicéridos, también la inflamación de mis articulaciones, hacer ejercicios para bajar de pesos. También mi descontrol en el sueño.
Es que eso de trabajar en la calle ganando los pesos para mantener a los hijos, luego seguir trabajando en la casa con un marido machista lentamente se va comiendo la vida a la mujer dominicana.
Buscamos maridos para que nos sirvan de parejas para compartir y se convierten en nuestros peores enemigos, en ocasiones hasta nos arrebatan las vidas.
Después de tantos años vividos puedo decir que bueno, que no tengo un marido, lo después de tantos sufrimientos porque me quitaron a mis hijos. He logrado saber que no hay mal que duré cien años ni cuerpo que lo resista.
En este mundo para estar vivo y feliz, se necesita aprender a vivir, con techo, trabajo y comida. Todos los demás son inventos para mantener nos explotados, por el capitalismo consumista que nos obliga a gastar dinero en cosas que no son necesarias para vivir felices.
Desde diciembre del año 1988 empecé ha Trabajar en la UASD, ingresé con una beca estudios y trabajos en la Escuela de Economía hasta el 1991. En el 1993 ingresé de nuevo cómo empleada. Muy agradecida de la universidad, en ella estudié mi profesión con la que generó la mayoría de los ingresos para vivir. Allá he compartido con personas buenas a las cuáles siempre recordaré. A las personas negativas las elimino hasta de mis redes sociales.
Me faltan tres años para cumplir 30 años como empleada en la UASD. Trataré de durar los como pueda para que mi jubilación me salga con la mayor cantidad de pesos devaluados.
Por los menos, con muchos sacrificios económicos tengo mi casita para pasar tranquila mi vejez. Eso sí no pasa un terremoto y la derrumba.
Desde ahora estoy pensando que hacer para trabajar y producir la cantidad de dineros que necesito para poder sobrevivir con un poco de dignidad hasta que me llegue el sueño eterno.
Es lamentable, en la República Dominicana los empleados después que pasan 30 años trabajando tienen que seguir trabajando para cubrir sus gastos de manutención, porque trabajaron para estar cansados, por los bajos salarios.
Ya viejos y enfermos nos llega la soledad. De todos los lados, hijos que se van para otros países y casi no pueden ni visitar en vacaciones a sus padres, ni mandarles nada, porque en esos países el costo de la vida también es muy caro.
Después que leí sobre el estrés laboral, ya se porque casi al final de mi vida laboral tengo que vivir tomando té para bajar los niveles de colesterol y triglicéridos, también la inflamación de mis articulaciones, hacer ejercicios para bajar de pesos. También mi descontrol en el sueño.
Es que eso de trabajar en la calle ganando los pre del año 1988 empecé ha Trabajar en la UASD, ingresé con una beca estudios y trabajos en la Escuela de Economía hasta el 1991. En el 1993 ingresé de nuevo cómo empleada. Muy agradecida de la universidad, en ella estudié mi profesión con la que generó la mayoría de los ingresos para vivir. Allá he compartido con personas buenas a las cuáles siempre recordaré. A las personas negativas las elimino hasta de mis redes sociales.
Me faltan tres años para cumplir 30 años como empleada en la UASD. Trataré de durar los como pueda para que mi jubilación me salga con la mayor cantidad de pesos devaluados.
Por los menos, con muchos sacrificios económicos tengo mi casita para pasar tranquila mi vejez. Eso sí no pasa un terremoto y la derrumba.
Desde ahora estoy pensando que hacer para trabajar y producir la cantidad de dineros que necesito para poder sobrevivir con un poco de dignidad hasta que me llegue el sueño eterno.
Es lamentable, en la República Dominicana los empleados después que pasan 30 años trabajando tienen que seguir trabajando para cubrir sus gastos de manutención, porque trabajaron para estar cansados, por los bajos salarios.
Ya viejos y enfermos nos llega la soledad. De todos los lados, hijos que se van para otros países y casi no pueden ni visitar en vacaciones a sus padres, ni mandarles nada, porque en esos países el costo de la vida también es muy caro.
Después que leí sobre el estrés laboral, ya se porque casi al final de mi vida laboral tengo que vivir tomando té para bajar los niveles de colesterol y triglicéridos, también la inflamación de mis articulaciones, hacer ejercicios para bajar de pesos. También mi descontrol en el sueño.
Es que eso de trabajar en la calle ganando los pesos para mantener a los hijos, luego seguir trabajando en la casa con un marido machista lentamente se va comiendo la vida a la mujer dominicana.
Buscamos maridos para que nos sirvan de parejas para compartir y se convierten en nuestros peores enemigos, en ocasiones hasta nos arrebatan las vidas.
Después de tantos años vividos puedo decir que bueno, que no tengo un marido, lo después de tantos sufrimientos porque me quitaron a mis hijos. He logrado saber que no hay mal que duré cien años ni cuerpo que lo resista.
En este mundo para estar vivo y feliz, se necesita aprender a vivir, con techo, trabajo y comida. Todos los demás son inventos para mantener nos explotados, por el capitalismo consumista que nos obliga a gastar dinero en cosas que no son necesarias para vivir felices.mista que nos obliga a gastar dinero en cosas que no son necesarias para vivir felices.
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